El boom
del ladrillo nos está llevando a una subida de precios de los pisos, una
contratación mayor de hipotecas y a una recaudación mayor del Estado ya que los
impuestos gravan las operaciones de compraventa.
Actualmente,
los impuestos que se están pagando, van desde la contratación de la hipoteca
hasta las famosas plusvalías municipales. Dentro de todos los impuestos, los
que interesan al comprados, son dos:
- El IVA que recibe el estado, si la vivienda es nueva.
- El impuesto de transmisiones patrimoniales, si la vivienda es de segunda mano.
Con
estos impuestos, las comunidades están recaudando mucho más dinero y lo que nos
está ocurriendo es que la gente que ahora mismo quiere comprar, no puede, por
esta subida de los precios.
Si
comparamos datos con la anterior burbuja inmobiliaria, en el año 2007, concretamente
en julio, se vendieron casi 64.000 viviendas, mientras que, en julio de este
mismo año, se han vendido casi 46.000. Un número elevado, pero que no llega a
aquellos números del años 2007.
La
venta de la vivienda nueva se ha desplomado hasta cubrir. Únicamente el 16,95%
del total de viviendas vendidas, mientras que la usada se ha elevado al 83,05%.
Las comunidades
autónomas, están viendo el filón y están dando licencias para la construcción
de viviendas nuevas, aumentando en un 24% en los cinco primeros meses de este
año. También, tenemos que tener en cuenta que se ha incrementado la recaudación
sobre el impuesto de transmisiones patrimoniales, cosa que los ha llevado a
recaudas 2.076 millones de euros.
El actual boom inmobiliario está
proporcionando grandes beneficios a unos y está empeorando la situación para
las personas que quieren comprarse una vivienda, que, con los actuales ingresos
y fuentes de financiación, lo tienen bastante complicado.